J. Morgan. Travesía de signos
Por Sara Malinarich
Sensual y expresiva, la obra de Jorge Morgan es creatividad en estado puro. Cada pincelada, apasionada, casi obsesiva, tan enamorada como fetichista, es una provocación armónica en clave de erotismo.
La gruesa línea que envuelve sus figuras femeninas encierra una piel sin carnosidad aparente. Sin embrago, estas odaliscas están provistas de un trono y lecho de sensualidad que las hace palpitar.
Cada cuadro es una confesión. Morgan sitúa a la mujer bajo la mirada de
un amante generoso en ofrendas pintadas. Podría tratarse de una nueva
narración plástica del mito de Penélope. Los tejidos imposibles que el
pintor otorga a la escena, sugiere la espera de la mujer de Ulises.
Menos pasivas y más atrayentes en su trama de colores enérgicos, estas
mujeres atraen la mirada del espectador.
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Cuantiosas en contrastes cromáticos y líneas curvas, las mujeres de Morgan están empapadas de las formas pictóricas influyentes del arte del siglo XX, tales como las que dieron a conocer Klimt, Modigliani y Matisse.
No obstante, los entornos y escenarios de Morgan parecen provenir de una
influencia y reflexión más global. Los trazos y retazos que envuelven y
habitan la figura femenina construyen pasajes extravagantes. En esa
dirección, la obra de Morgan pone en movimiento una mezcla de formas
jeroglíficas, arabescas y de códigos intimistas.
Existe también en su vertiente la asimilación de algunas expresiones
artísticas menos idealizadas como el grafiti, el cómic y el tattoo. De
todas estas mixturas proviene la atmosfera de sus cuadros, las que
confieren al cuerpo femenino un carácter universal.
A primera vista, esta nueva entrega de Morgan se presenta explosiva. No
obstante, para este artista, cada nueva creación es una implosión, un
viaje hacia adentro semejante a una travesía de signos.
El pintor, primer observador de su obra, padece su talento y se libera
por medio del ejercicio creativo. Jorge Morgan, intuitivo en cada
solución, es capaz de reinventarse en cada nueva aventura y dolor.
¿Pero qué es lo que la pintura de J. Morgan oculta y qué es lo que revela?
Quien se enfrenta a su pintura no está exento de su misterio. Durante
los últimos años, la transformación vital de la obra de Morgan ha dado
paso a una nueva propuesta de múltiples interpretaciones.
Esta nueva creación permite que el espectador pueda recrearse,
duplicarse e identificarse con este viaje inmortal por las ansias
humanas. Cada uno de sus cuadros es una invitación al descubrimiento de
un paisaje contemporáneo y una figura emocional.
Este artista expone actualmente en la feria Art Madrid 2011, con la galería Fernán-Gomez de Madrid.