AMBLART

Por Antonio Pérez

Algo está pasando en Mendoza (Argentina), de repente en unos pocos años, muchas de las bodegas situadas en esta provincia están creando su propio espacio expositivo.

¿Puede ser por el amor al arte?, sinceramente lo dudo. Parece mucho más un tema relacionado con el crear una imagen de promotor cultural, de divulgador de los artistas locales,  moda, etc … pero en la realidad es que la mayoría de estos nuevos espacios, no están bien pensados para la presentación de obras de Arte. No estamos hablando de oficinas inteligentes de última generación, donde la iluminación y las paredes pueden ser adaptadas a las necesidades. Todo lo contrario, son espacios llenos de ruido visual, en muchos casos, aprovechan el hall o pasillo de la bodega.
¿Promocionan el Arte o decoran las paredes de la bodega?
¿Es mejor que nada?, seguramente para muchos artistas sí, pero también está claro que las obras que ahí se presentan sufren una intervención visual importante, de manera que serán muy difíciles de apreciar en su plenitud.
Para entendernos bien, es como si está tocando el mejor violinista del mundo al borde de una carreta donde pasan constantemente camiones. Algo se podrá apreciar, pero se perderán muchísimos detalles de la obra, realmente no es lo más adecuado y a nadie se le ocurriría hacerlo. ¿Por qué con el Arte visual, si se atreven?.
Realmente creo que es por desconocimiento. Por falta de apreciación. Por falta de respeto a las obras. En un mundo tan ruidoso visualmente, para una persona que no sea especialista no es fácil detectar ese ruido.
Pero si quieren hacerlo bien, estas bodegas deberían contratar especialistas en el tema.
Una pena, ya que la idea es muy buena, pero en muchos casos está mal implementada.