LOS CADEJOS DE OLIMPIA
Por Jesús Rodríguez
Olimpia Velasco es de esa clase de artistas que siempre tienen claro lo que quieren decir, cómo quieren decirlo y, además, saben cómo hacerlo. Otra característica suya es que no le
gustan las ambigüedades artísticas. O blanco o negro, o cerca o lejos. Con esto quiero señalar que cuando elige una historia para contar o un medio plástico, ya sea pintura, Performance, video, grabado, etc., explora sus posibilidades al máximo.
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En el video titulado BOLA INSOMNE, Olimpia aparece metida dentro de una bola que simboliza el mundo, girando sobre sí misma indefinidamente, porque el vídeo está montado en bucle. La imagen crea en el espectador una tensión inquietante motivada por la sensación de claustrofobia que transmite ver la figura girar sin descanso y sin posibilidad de escape. Este video es una apología del recorrido sin comienzo ni final. El mensaje que parece lanzar Olimpia es pesimista ya que, ni siquiera concede al arte el papel de agente liberador. Sin embargo, en segundas lecturas, el contendido es más positivo porque está proponiendo que la salvación está en el mero hecho de caminar, de estar en movimiento. Eso sólo ya merece la pena.
En la Performance LAVATORIO CON ESPONJA, Olimpia se ha transformado en una esponja y permanece de pie en medio de una planicie reseca. Esta imagen remite, por asociación, a la necesidad de agua y a la búsqueda. En la serie fotográfica que ella realizó de esta obra, está plasmada la secuencia en la que Olimpia inicia la búsqueda pero, inevitablemente, cae. Cae y vuelve a caer tantas veces como se incorpora. De nuevo, como en el vídeo anterior, nos está presentando la imposibilidad y, a la vez, la voluntad de seguir.
Cuando Olimpia Velasco me mostró sus últimos trabajos, me vino a la memoria la palabra cadejo porque eso es lo que sus dibujos, pinturas e instalaciones evocan madeja, maraña, laberinto, lío. Madejas hechas a base de liar y desliar colores, y trazos.
Desliar.
Cuando esta madrileña emprende cada mañana su jornada y despliega su frenética actividad, va dejando por donde pasa un hilo. Camino del autobús o entrando es su estudio. Nadie lo ve pero ella sí. Ese hilo la permite adentrarse en senderos poco frecuentados, que son los que pertenecen al ámbito de la creación, y como exploradora, hollar los mundos que quedan por descubrir. El mes pasado transitó por paisajes de tierra roja fría, la semana siguiente por horizontes de líneas curvas, ayer por espacios en movimiento. Y mañana, nadie lo sabe, sólo que no se la encontrará por autopistas. Sólo hay una cosa segura, no parará porque, como todos los creadores, no cejará en su empeño de tejer nuevas formas, con nuevos materiales y con nuevos significados. Que es lo que exige la dinámica social. Nadie ve el hilo que va dejando en su deambular, pero ella sí. Y eso le permite no perderse. Liar.Olimpia hace visibles cada uno de los recorridos jugando con el gesto, con el azar, con la casualidad y también con la razón. Con esos mimbres va tejiendo sobre lienzos y papeles, los cadejos, que ante sólo ella veía. Y así va desvelando nuevas formas nuevas estructuras, nuevos gestos.
Desliar y liar.
Ese era el trabajo de Penélope. Tejer y destejer. Ese es el trabajo de los artistas, desliar el mundo para volver a liarlo, de mejor manera, o al menos con otra apariencia. Eso es lo que hace Olimpia. Ver detrás del horizonte y donde otros ven molinos ella inventa formas de liar y desliar.
Así, sus cuadros nos introducen en un mundo lineal, sin comienzo ni final, frágil, tenso, dinámico. Un plano rojo es, visualmente, contundente y estable. Sin embargo, una línea gris está siempre a punto de romperse.
El arte siempre vive en la encrucijada. Siempre está en crisis porque sólo así logra superar las fuerza estáticas e inmovilistas. Las líneas son una buena herramienta para afrontar las soluciones creativas porque gracias a sus movilidad, ligereza y amplio recorrido permiten encontrar salidas y ofrecer alternativas nuevas y laberintos de los que salir airosos. Gracias a ellas, Teseo pudo encontrar la salida.
Para que el hilo, la línea, no se rompa entre tanto vericueto hay que saber manejarla. Por su sólida formación académica Olimpia maneja hilos-lineas rojos, amarillos o grises extraordinariamente finos y sutiles y los lía y deslía sin que se le rompa ni uno sólo.
Esta exposición, se titula “De todo lo que se puede atar” y tras ver las obras, está claro que no hay ni un solo nudo, que no hay nada atado. Olimpia sigue apostando por la acción. No le interesan las metas ni los finales sino los recorridos porque, recorridos son, al fin y al cabo, liar y desliar cadejos.
Quizá, los únicos que quedarán atrapados, serán los espectadores, y no por ser anudados sino por la belleza y calidad de las obras de Olimpia Velasco.
Hasta el 31 de Octubre
Galeria SKL. Palma de Mallorca